Para que ningún estudiante se quede atrás en el logro
de los aprendizajes, se requiere construir una escuela
que valore la diversidad no como una dificultad sino
como una oportunidad de enriquecimiento mutuo.
Reconocer las inteligencias múltiples, los ritmos y
estilos de aprendizaje diversos en un aula demanda
una mediación docente estratégica.
El desafío educativo de la escuela para que ningún estudiante se quede atrás, requiere cuatro elementos:
Altas expectativas del docente con relación a las posibilidades de aprender de los estudiantes, independientemente de su situación sociocultural.
Un conocimiento sobre quiénes son nuestros estudiantes.
Competencia y compromiso profesional docente.
Un buen nivel de motivación por los estudiantes por aprender.
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